“Venir a Mamorwa a vivir con los arhuacos no es sólo descubrir otra cultura, sino también hacer un viaje con uno mismo. Pasé un mes con ellos y me cambió profundamente. Es una estancia que quedará grabada para siempre en mi mente.
Vivir con los arhuacos es reconectar con la naturaleza y con uno mismo. Al acudir a ellos abrí una puerta y simplemente aprendí a SER. Les estaré siempre agradecido por lo que me han dado.”
Marlène – Francia, diciembre 2019